Es difícil escribir acerca de Mundo extraño, el último estreno de Disney, sin meterse en berenjenales. Su paso por cines ha sido efimero, un sonoro batacazo en taquilla que ha precipitado su estreno en Disney+. ¿Es una mala película? No me atrevo a decir tanto pero no me ha parecido de lo mejor de la casa en los últimos tiempos.  Y esto es así por varios motivos. Al lío.

Los Clade son una familia de exploradores. El patriarca, Jaeger Clade, está obsesionado con ir más allá de las montañas que rodean su país, algo primitivo para los tiempos que corren. Su hijo, Searcher, está obsesionado con las plantas. En su última expedición juntos, Searcher descubre una planta capaz de producir energía y abandona a su padre, creyendo que en esa planta está el futuro. O quizás es el padre el que abandona a Searcher, creyendo que el futuro está más allá de lo conocido. Eso ya depende del punto de vista de cada uno.

El caso es que, años después, Avalonia es un país prospero pero las plantas que le dan energía agonizan. Searcher, muy a su pesar, se ve embarcado en una expedición para encontrar la solución al problema. En su nuevo viaje se llevará a su hijo y a su mujer y de paso se reencontrará con su padre en un extraño mundo que parece querer acabar con ellos.

Sin querer hacer muchos spoilers, la historia no es demasiado original, centrándose en las relaciones padre – hijo y en la lucha generacional. Así, el hijo de Searcher, un chaval llamado Ethan, quiere seguir los pasos de su abuelo, reflejando la relación de su propio padre con su progenitor. Nada nuevo bajo el sol. La familia como eje y motor de todo, eso que tanto gusta a los norteamericanos

Por otro lado, Mundo extraño es de sobresaliente en cuanto a animación (sólo faltaria) pero no termina de enganchar, no te deja con la boca abierta ni te impacta. Es más, a poco que uno tenga un cierto bagaje cinematográfico y una cierta cultura, a los tres cuartos de cinta ya sabe qué es ese mundo extraño (aquí dejo una pista y el que quiera que se espoilee). Otra vez nada nuevo. Incluso el final te remite a todo un clásico de la fantasia (y aquí va otra pista para quien quiera seguir haciendose spoilers).

También es posible que sea un homenaje mal disimulado pero eso no quita que Mundo extraño sea una película irregular, que se supone que visualmente debe impactarte y donde acaban por quedarse a medias, sin encontrar el tono adecuado.

Si alguno se pregunta si es posible contar una buena historia de forma emotiva, visualmente sorprendente, que impacte en el espectador, en Disney ya lo hicieron hace años. La casa del ratón tiene un largo historial de películas maravillosas, en todos los aspectos.

La expresión, para quien no la conozca, alude a quien intenta conseguir una cosa y obtiene todo lo contrario. Mundo extraño opta por ser inclusiva y progresista (en el buen sentido) y es posible que eso haya jugado en su contra.

Un titular de El país decía: “Mundo extraño: Disney por fin trata la homosexualidad con una pareja gay como protagonista en una película irregular”.

Lo único cierto en esta frase es que la película es irregular porque la homosexualidad se trata de forma tan, tan normal que al final lo hacen de tapadillo. La realidad es que la pareja gay no es protagonista. Se vislumbra algo de pasada pero no son el eje de la historia.

Hay algunos momentos en los que el mensaje de Mundo extraño parece imponerse a la historia y eso suele ser malo a nivel artístico y lo ha sido a nivel comercial. Ya lo hemos tratado en esta web en otros articulos: no es malo querer transmitir un mensaje, no es malo abogar por la igualdad; es más, es necesario pero no puedes hacerlo de forma tan burda.

En resumen, que no me extraña el batacazo taquillero de Mundo extraño. Es una película muy irregular, repleta de buenas intenciones pero mal desarrolladas y ejecutadas. Un saludo, sed felices.

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