Opel, deportivos de ayer y de hoy: del GSi al GSe

2023-01-10 18:04:17 By : Mr. Jackie He

Encontrar el punto de contacto entre la tradición y el futuro electrificado es una de las tareas más difíciles para los fabricantes de automóviles. Especialmente cuando se trata de coches deportivos, muchas marcas no se resignan a borrar el pasado de un plumazo, sino que intentan trasladar valores y sugerencias a los nuevos modelos.

Opel ha optado por hacerlo resucitando y adaptando una de sus siglas históricas, la insignia GSi, a las prestaciones híbridas, transformándola en GSe y estrenándola en variantes inéditas de sus modelos electrificados con una silueta deportiva sin precedentes. Pero, ¿de dónde procede esta familia? He aquí su historia.

El primer Opel que lució la insignia GSi fue el Manta (B) de segunda generación, de formas modernas y muy competitivo, entre otras cosas por su uso en rallies. Antes de él, Opel utilizó siglas similares, como GTE o GT/E, famosas en modelos como el Kadett y el anterior Manta, en las que la 'E' (del alemán "Einsprizung", "inyección") indicaba la presencia de un sistema de inyección mecánica o electrónica, en aquel momento el elemento tecnológico más destacado que confería a los motores unas prestaciones superiores e identificaba a las versiones deportivas.

Del mismo modo, GSi significa "Grand Sport Injection" y tiene el mismo significado. El Manta GSi sustituyó al GT/E en 1985, heredando su motor de 2,0 litros con inyección Bosch LE-Jetronic, que producía 110 CV (hasta 107 CV en el modelo descapotable catalizado), una velocidad máxima de 187 km/h y un tiempo de 10,5 segundos en el 0 a 100 km/h.

Opel Kadett GSi 5 puertas de 1985

Casi al mismo tiempo que el Manta, el apellido GSi llegó al compacto Kadett E, la quinta generación. En este caso, arrancó con un motor 1.8 con inyección electrónica y 115 CV, al que pronto se unió un 2.0 de 130 CV y más tarde una versión de 16 válvulas con 150 CV de este último, que alcanzaba 217 km/h y, en la versión sin catalizador, necesitaba 7,7 segundos en alcanzar los 100 km/h desde parado.

Sin embargo, la fama de los GSi no se debe tanto al Manta, que llegó en 1985 con el último modelo, o al Kadett, sino a la variante deportiva del pequeño Corsa. El Corsa GSi, en 1989, supuso una pequeña revolución porque en el segmento de los coches pequeños los motores de inyección eran todavía muy raros.

Su motor 1.6 de 98 CV con el mismo Jetronic LE de Bosch de gestión electrónica se acompañaba de una estética personalizada y un chasis a medida, con spoilers delantero y trasero, paragolpes y retrovisores del color de la carrocería, asientos envolventes en tejido específico, volante de tres radios e instrumentación con cuentarrevoluciones, manómetro de aceite y voltímetro. El pequeño coche 'volaba' hasta los 188 km/h, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,5 segundos.

Aún mejor fue la segunda generación, en 1993, que adoptó una culata de 16 válvulas en el picante 1.6, lo que aumentó la potencia a 109 CV, manteniendo la aceleración pero elevando la velocidad máxima a 195 km/h. Equipado con inyección de combustible Multec-S, es el motor de 4 válvulas por cilindro más pequeño jamás fabricado por Opel.

En los años siguientes, el distintivo GSi dio paso a otras siglas destinadas a acaparar titulares. Los Opel de altas prestaciones estaban firmados por el Opel Performance Center y etiquetados como OPC. Con esta marca, y los motores turbo, las prestaciones se dispararon, hasta que el giro ecologista hizo desaparecer uno a uno los motores más potentes en favor de unidades más respetuosas con el medio ambiente.

En la actualidad, los nuevos modelos híbridos GSe son una continuación de esta tradición. En el Grandland y el nuevo Astra, los modelos con motores híbridos (gasolina/eléctrico) parten de 225 y 300 CV en la variante de tracción total, pero se acompañan de acabados específicos y de una estética que recupera plenamente el legado de los GSi y OPC.